Con el apoyo en secreto de la Generalidad de Cataluña y también de varios empresarios, el separatismo creó un servicio secreto al margen de la ley
El separatismo catalán no ha dejado de sorprender desde que se inició el proceso rupturista de Cataluña en el año 2010 bajo la presidencia de Artur Mas, porque sus ansías por diferenciarse del resto de España les han llevado a realizar auténticos planes descabellados. Es el caso del denominado «CNI catalán», un servicio secreto al margen de la ley que los separatistas crearon con el objetivo de realizar seguimientos a políticos, periodistas y otras constitucionalistas, pero también con las demenciales ideas de asaltar el Parlamento de Cataluña o atentar contra personajes como el ex líder popular, Pablo Casado.
El «CNI catalán» lo formaban fundamentalmente un grupo de CDR muy bien posicionados dentro del secesionismo, no obstante, su líder era un agente de los Mossos d’Esquadra, cercano al golpista y prófugo, Carles Puigdemont, que nada más y nada menos trabajaba en el servicio de información del cuerpo de policía autonómico, situación que les permitió acceder a información privilegiada de diferentes catalanes y por supuesto sin autorización legal. Además, en el «CNI catalán», habían otro tipo de funcionarios públicos, bomberos, agentes forestales, médicos y guardia urbanos, algo que sin la menor duda levantó una alta preocupación en el verdadero y único CNI, que es el español, y que actuó con la Guardia Civil y la Policía Nacional para destapar todo este entramado criminal.
Los casi espías se reunían principalmente en un restaurante hostal que se llama la Panadella y se encuentra en Lérida, aunque se reunieron en más sitios de Cataluña, pero en todo momento fueron grabados con escuchas, que hasta permitieron detener a un CDR transportando cocaína. En esas escuchas se pudo establecer que uno de esos de CDR, hizo de interlocutor entre las FARC y la CUP o que los paraespías separatistas se fijaban en ETA como modelo a seguir para su hoja de ruta radical y delictiva.
Los agentes de la Guardia Civil ven claramente como parte clave del golpe de Estado separatista de 2017 a este comando ilegal que sin la menor duda contaba con apoyo de la Generalidad de Cataluña y también de diversos empresarios secesionistas. En sus investigaciones, captaron imágenes de encuentros con Elsa Artadi, ex portavoz separatista del Gobierno catalán o el político Carod Rovira.